domingo, 30 de octubre de 2016


la retaguardia de la vanguardia


En los albores del solsticio de verano del año de mil novescientos noventa y dos, y bajo el auspicio del Instituto de Arte de la Universidad Católica de Valparaíso y de la Corporación Cultural de Viña del Mar, fue lanzado a circulación el libro "Retaguardia de la Vanguardia". Obra poética, que resume en su contenido, aquel acto transcrito desde la imaginación, para continuar la historia, no, para repetirla.
El libro, es obra de los poetas Mauricio Barrientos, Sergio Madrid Sielfeld, Juan José Daneri (colaborador de Ciudad de los Césares) y Alex v. Bischhoffshausen (miembro del consejo de redacción de Ciudad de los Césares).
A continuación se transcriben la presentación de este libro, realizada por el Profesor y Poeta Virgilio Rodríguez, Director del Instituto de Arte de la Universidad Católica de Valparaíso y el comentario del Poeta mexicano René Téllez Lendech, aparecida en el suplemento "Sábado" del periódico "unomásuno" de Ciudad de México.



PRESENTACIÓN DE LA

RETAGUARDIA DE LA VANGUARDIA



L
o primero que hay de decir de los retaguardistas de la vanguardia es que son un grupo de amigos entre ellos. Esto es bueno anotarlo porque me parece que deja claro lo siguiente: no estamos en presencia de alguna de esas manifestaciones postmodernas que intentan vanguardizarse –extrañamente hoy día significa promoverse- en el envión de un momento de creatividad de este siglo que ya no tendrá el mismo fervor.
Media entre el ariete de la vanguardia y ellos la ausencia de agresividad, esa musa que hizo que tanta palabra se escapara del cerco de los dientes.
Hay en ellos, más que nada, un explícito deseo de localizarse, de encontrar un lugar que difícilmente puede hoy constituirse, entre tanto espacio vacante. Y el intento de estos poetas es el dificilísimo de ubicarse en un filo, también explicitado: aquel que fulge entre la tradición y la invención. "No somos vuestros enemigos", le dicen a su mundo, transformando en lema las palabras de Apollinaire. Que es un tiempo más desprovisto que el primero de la vanguardia se hace patente por la otra referencia adoptada: Roland Barthes, con su dictum "ser de vanguardia es saber qué está muerto". ¿Se puede amar lo muerto, entonces? Ciertamente que no. Creo que de ello se ama las posibilidades no realizadas, aquellas que quedaron pendientes. No se puede continuar el fervor, pero sí se puede constituir una tradición de la vanguardia asumiendo ahora, con tiempo, todo aquello que faltó por realizar. O al menos, intentar hacerlo.
Algún tipo de afán sabio anda cercando este intento, desde el momento en que se trata de superar la paradoja tradición/invención. Desprovistos, como nuestro presente, del fulgor iluminando que fue la acción misma de la vanguardia, queda la idea, esa mezcla de meditación e imaginación que parece ser hoy el sustento de la difícil poesía. Ello, para no caer, como mucho ha sido, en la búsqueda neurótica del mero ingenio o de la confesión privada.
En todo caso, han establecido una enorme vara para ser medidos. Impulso propio de la juventud, no obstante, esos territorios de localización deberán aún ser explorados. Y se han localizado en lo magnánimo, con magnanimidad. Así diría Píndaro: "no aspires, alma mía, a las cosas inmortales; empero, agota el campo de lo posible."
Como se trata de una breve presentación, anotaré brevísimamente algunos rasgos de la poesía de estos cuatro poetas.
Juan José Daneri titula su sección Cartas a la Ciudad. El primer poema es "Metropolitano":
El zoológico siempre está allí
 Se despliega hacia la ciudad
Acarreando el estiércol de los lobos
El zoológico se duplica del otro lado de la ciudad
El lobo escucha su imagen en la vidriera
Y canta al incógnito
Al aire que enrarece su identidad
Huir al zoológico
No es más que reconocerse infame
De este poema destacará un verso: "El lobo su imagen en la vidriera". El primer enrarecimiento es, desde luego, esta sinestesia, en el que lo que normalmente es para ser visto, es oído. Esto establece una dualidad (vista como enrarecimiento) que se sitúa en el quiebre de la figura de la identidad. La huida en el poema, que es vuelta, lleva al encierro de lo infame, de aquello que es contrario a la alta aspiración humana de la fama. Oscilación, entonces, de lo humano y lo animal. El poema es urbano ("Metropolitano" es el título), pero en él está lo animal, el zoológico. Sólo que se trata entonces de la naturaleza, pero domada, reprimida ¿Es lo humano la trascendencia de la domesticidad? Freud hablaría del malestar en la cultura.
Deleite del ojo
El ojo mira su alrededor
Respira el aire fresco
El ojo canta
Y el otro escucha su silencio

Qué esperar de la noche
Vigilante
Volverse hacia la luz
Atento sorprendido
Bajar de la atalaya
Sólo escuchar
Los cabeceos
Del otro ojo
Que te busca
Y soslayar el punto de luz
Ciego
Volver a sorprenderse
Hallar de una vez el silencio

Nuevamente está el problema de la dualidad: "El ojo canta /Y el otro escucha su silencio". Un ojo que canta y otro que escucha. Se le escucha al otro ojo. Está claro que ambos dejan de ver la luz para hablar el silencio. Prima, en todo caso, un ojo. El poema saca a los órganos de la vista de su función habitual. Nuevamente encontramos la sinestesia, fenómeno que confunde los sentidos. Y les entrega a esos ojos otras funciones: oir y hablar. Hablar que culmina en el silencio. ¿Por qué "deleite del ojo"? Tal vez la contemplación ciega sea lo silencioso.
Alex von Bischhoffshausen estructura un poema largo: Caída del Ausente. Empieza con una generalizada negación.
Dígase lo nunca dicho y
reniéguese lo nunca visto    Digamos
niéguese la existencia misma
en el momento mismo
de la vida misma                  Digamos
en el sitio preciso
donde nacen y mueren los sueños    Digamos
donde aprendiste el otro amor          Digamos
donde se sumergen los grandes anhelos          Digamos

Desdígase lo nunca dicho   Así
niéguese el amor mismo
en el momento mismo que abra piernas
Diría
el sitio mismo que acoge los antiguos pecados
Niéguese de antemano        Entiéndase
de antemano
El sitio preciso que quiso ver la vida
en el tiempo mismo
de la muerte

Negaciones que culminan en "ver la vida en el tiempo mismo de la muerte".
El acto vital de negar es la afirmación contra la muerte. Más adelante:
Entiéndase
La cordillera sólo se hace firme
en lo develado y
un mar lejano oculta el sentido                                        Entiéndase
Mas fúndese el verbo mismo
en el camino ascendente del sol
Una clave extraña se entraña en un paisaje: la cordillera significa revelación, lo develado. El mar es ocultamiento.
¿Qué se devela y qué se oculta en este paisaje poético? El sentido. Y en este paisaje cuasi metafísico, esta escena, aparece el sol, con el que se funde el vehículo del sentido: el verbo.
Diríase entonces el mito de Faetón, el del gran incendio, la intensidad insoportable. El ingobernable camino al cielo que precipita a tierra, sin sentido. La Caída del Ausente en un paisaje ya alterado por el hombre, y no por los dioses. "Esa casa no es su casa", irá más adelante el ausente; porque ausente está el mundo, la patria.
Mauricio Barrientos se hace presente A través del Reflejo, título de su sección. Del reflejo y no del espejo.
Su primer poema es "Arte Poética":
te soplo al oído
el verso en latín no declina
y lo que tienes en mente
no es más que desesperación
y ansia
como secreto
estoy dispuesto a entregártelo
te soplo al oído
son
sensaciones
que entornan
el vacío
son ilusiones
son metáforas
son mentiras.
"El verso en latín no declina". Como arte poética, está aquí expresa la imposibilidad de una poesía docta. O la no coincidencia de las sensaciones con molduras de experiencia ya lexicalizada. Reconocimiento de la antigua retórica, aparecen metáforas. Pero las metáforas son mentiras. La mentira, también reconocida, devuelve a la originalidad de las sensaciones.
Sin embargo, en el poema "Transferencia del ser" vemos, paradojalmente talvez, el inicio de un juego lógico
un ser busca a otro ser
en la penumbra
porque la luz encandila
y la noche profetiza
en su razón
la claridad del día
y el amor de la noche
conviertiendo al otro ser
indeciso
frágil
en la penumbra
en la penumbra
en la penumbra
Se establecen equivalencias: luz es claridad, obscuridad es amor. Pero lo que insiste es una mezcla de los dos: la penumbra, ese fenómeno donde se funde la luz y la obscuridad. Contraste de tinieblas. Y luego, la búsqueda de un ser a otro: del otro sólo se puede obtener lo frágil. El medio de la búsqueda es la penumbra. Lo que se encuentra es la penumbra. El medio es el fin. Penumbra, penumbra penumbra. Buscada penumbra.
A Sergio Madrid le ha tocado la cuerda más difícil: la lírica. En su Paisaje del Vértigo, donde se incluye sus poemas, todo está "Con peligro del tiempo".
comenzar hoy supone no una perspectiva
no me angustia
me suprime el futuro
antaño lo trascendente aparecía
sin esfuerzo voluntario, numénicamente
escribir era algo realmente fácil
lo obligaba a uno a lograr estados simplemente
drogadictos
ya por vía natural ya de manera verdadera
hoy lo ajeno en uno no llama a la musa
sino que adquiere un real valor
supongo que la poesía no existe
y que por mucho tiempo estuve engañado
no hay nada de qué escribir que no sean las palabras
escritas
empiezo a odiar este trabajo
y ese es el único
comienzo
"Con peligro del tiempo" pone en relieve la paulatina dificultad de la escritura. Esta inicialmente fácil, se va creciendo en las palabras y el juego se vuelve peligroso. Hay conciencia de un oficio que al abrir las puertas no se sabe si está adentro o afuera. Si se entra o si se sale. Y se escribe, así, las palabras escritas. ¿Se tratará, entonces, de una reescritura? Al abrir las puertas sobreviene el encierro.
La poesía de Madrid está conformada en juegos temporales. El tiempo es el gran tema. Y su inminente aniquilación. No queda, entonces, sino la pregunta por la actitud asumir. Y la duda. El gesto heroico de la poesía:
El héroe y el poeta
es geómetra y dialéctico
es tautológico exacerba la construcción
la guerra al propietario metafísico
de estos territorios
pero es el guerrero no el poeta
quien conquista el territorio y arma
los ejércitos de estirpes perrunas
de ratones con testa de elefante
parten desnudos desde el exilio
como héroes futuros: el principio
es tal vez la esperanza acelerada
el geómetra descubre la medida
¿mas quién es el héroe?
¿aquel que conquista la ciudad perdida
o el que la funda? ¿poeta o guerrero?
¿Homero o Aquiles? ¿quién bautiza
la torre de la simetría?
¿Quién bautiza la torre de la simetría? Tal vez los viejos cuentos. Porque su nombre es Babel. Y es Nemrod, héroe que trató de conquistar el cielo. Y su acción la registraron los poetas. La simetría es la confusión de las lenguas. Unas frente a otras, heroicamente resistiéndose. Tal vez de esta confusión nació la poesía.
VIRGILIO RODRÍGUEZ SEVERÍN
Viña del Mar, diciembre de 1992




COLECTIVO: LA RETAGUARDIA
DE LA VANGUARDIA

Héroes futuros



L
a retaguardia de la vanguardia es un libro metafórico que representa la resistencia y el ataque, el presente y el futuro, la meditación y la acción, la espada y el pincel: los opuestos de la armonía cósmica: el ying y el yang, los cuales crean la confusión y el caos para hacer surgir un orden nuevo, una axiología de valores, aún nonata, pero que está a punto de ver la luz a través de su concepción más poderosa, espiritual y secreta que es la poesía.
Estos escritores: Alex von Bischhoffshausen, Juan José Daneri, Mauricio Barrientos y Sergio Madrid Sielfeld, están comprometidos en convertir en "acto" los ideogramas trazados en el papel mediante el silbido agudo de la espada; están comprometidos en transformar la carroña del mundo en una materia purificada y noble por medio del proceso alquímico de la escritura, que los lleve a emprender un viaje a las regiones del espíritu en una Odisea personal e íntima enfrentada colectivamente como un grupo transgresor.
Los fragmentos de Caída del ausente, de Bischhoffshausen, representan un canto a la negación de la palabra, es la búsqueda intuitiva del vocablo secreto nunca antes pronunciado, que de pronto se invoca y cobra vida en algo fenecido esperando el momento de la resurrección, el instante en que se lleve a cabo en el campo de batalla el conflicto final: "Niéguese de antemano (...)/ El sitio preciso que quiso ver la vida/ en el tiempo mismo/ de la muerte".
La poesía de Bischhoffshausen es reveladora, en ella nos muestra el trazo cenital del verbo, que en su estado iluminador nos indica el camino ascendente del Sol, el cual también caracteriza su faceta apolínea; su lenguaje denota el riesgo sin temor a precipitarse hacia el vacío al no poder controlar su carro de fuego, como Faetón al perder las riendas de los caballos del Sol.
Bischhoffshausen desentraña los enigmas que propiciarán en el largo invierno, que la "carne se haga carne" ante la putrefacción de la edad postrera en donde el cuerpo y el espíritu se corrompen, es ahí cuando habrá de efectuarse la transfiguración del ser humano en un ente divino y solar que habite la "casa" simbólica del alma.
Por su parte, Daneri, en Cartas a la Ciudad, establece y describe el macrocosmos viciado de la urbe que es la imagen grotesca del habitat del hombre contraponiéndose: hay que caminar en el zoológico metropolitano como la fiera, que se alimenta de sangre y carroña, “lobombre” que olvida su identidad a la luz de la mañana: “Qué esperar de la noche (…)/ volverse hacia la luz /atento sorprendido”.
Mauricio Barrientos, en “A través del reflejo”, se perfila como el poeta de la irreverencia, el vacío y la desesperación; es el sacerdote del oráculo que conoce el secreto y los movimientos de la esfinge con todo y sus dilemas, cuando la noche profetiza en la penumbra los nombres que no pueden abarcar al amor ni al destino de las cosas.
Desde su atalaya personal de Paisaje de vértigo, Sergio Madrid declara que hoy la poesía no existe no habiendo otro material de la escritura que la palabra escrita y el odio que esto produce es el único comienzo. Madrid enfatiza que el “milagro del amor es no amar nada” y que lo único que permanece es de los “dioses” y no cabe en nuestras manos”.
Este grupo de retadores en guardia colocados en la primera fila del ejército de la resistencia, tienen como consigna convertir sus voces resonantes en el cuchillo de la acción, en la provocación de los burgueses bienpensantes y sus buenas conciencias, que aunque no son “vuestros amigos”, sí son sus opositores tácitos, los dueños del ojo inquisidor y omnipotente: “Por las avenidas. Sobre/ estos mismos adoquines,/ está prohibido llegar a ser”.


RENÉ TÉLLEZ LENDECH
México, Agosto de 1993*






* Publicado en Ciudad de los Césares N° 31, Julio/Octubre de 1993.

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